No le pidas a la vida, siente la vida

No le pidas a la vida, siente la vida

De piedras y palos

Hay algo en la piedras que a todos los niños durante una etapa de sus vidas les fascina. Aunque primero pasan la época de los palos. Palo que ven, palo que se llevan para casa.

Da igual que estén llenos de tierra y da igual su tamaño, lo llevan en la mano, en la mochila o les dicen a sus padres que se los lleven, pero el palo, va para casa.

A los dos días, los padres lo tiran a escondidas con más miedo que un político a una encuesta, no vaya a ser que el niño se acuerde y monte un espectáculo. Siempre se acuerdan y siempre lo montan, porque le hicieron desprenderse de algo que era muy importante para ellos. Esto nos cuesta entenderlo a los padres.

Después de esta etapa, empieza la época de las piedras. Piedra que ven, bolsillo que se llena. Como el niño tenga un buen día, se ha dado el caso, que las piedras que llevan en los bolsillos y en la mochila pesan más que ellos mismos. Supongo que esto tiene que ver con nuestra evolución y que hace miles de años piedras y palos eran nuestras herramientas preferidas. Solo lo supongo, porque habrá iluminados que dirán que es un constructo social.  

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