Carta 20 – Confesiones de una masajista erótica
El sentimiento sin el que no puedes transformar tu vida
Avances de personas que ya están dentro ¿serás tú la próxima persona?
“Ohhhh, que bonita esta Carta, que momento. Me has hecho llorar mucho pedazo de cabrón, me has recordado todos esos momentos que me he perdido con mis hijos, por tener la cabeza en mil sitios. Qué maravilla, lo he sentido y lo he vivido tal cómo lo ibas contando. Me quito el sombrero”
Antes de leer la historia quiero que pienses sobre esto
Quiero que pienses que es eso que nos motiva y nos empuja todos los días a levantarnos y hacer cosas. Quiero que te tomes un minuto y pienses que necesitas en tu vida y sin lo que tu vida sería una basura. Busca bien adentro.
💡Piensa y comparte esto con otra persona que lo necesite
Pregúntate ahora
¿Cómo sería tu día a día sin amor, si nadie te amara, si tú no amaras?
¿Serías feliz?
💡Recomendación: anota estas preguntas en un diario semanal
A continuación, tienes la Carta 20 - Confesiones de una masajista erótica
El sentimiento sin el que no puedes transformar tu vida
En esta carta te cuento una historia real de una conversación con una masajista erótica, de sus confesiones y de que más allá de lo que a veces decimos y creemos, hay algo que nos empuja a hacer cosas y que, si nos falta, pocas cosas tienen sentido. En la Carta lo entenderás.
Carta 20 - Confesiones de una masajista erótica
El sentimiento sin el que no puedes transformar tu vida
De primera y único plato me había pedido una ensalada con ahumados. Tenía bastante hambre, pero me quedaba el camino de vuelta a Sevilla y no quería comer demasiado.
Melani, que así se hacía llamar en el ámbito profesional, unos huevos rotos con patatas y jamón.
Eran cómo las cuatro y media de la tarde de un sábado y estábamos en la Plaza de la Merced en Málaga.
Melani era argentina y una mujer muy guapa. Digo era y supongo que sigue siendo, tanto argentina cómo guapa.
Alta, rubia y con un cuerpo tras los que se te van los ojos, aunque no quieras.
Si, tal cual. Desconozco el resorte que tenemos los hombres, pero a veces se nos van los ojos.
Le puedes llamar patriarcado, micromachismo o lo que quieras, y me parece perfecto, pero no es algo social, es algo natural. A veces se nos van los ojos, esa es la realidad.
Melani era una mujer que imponía y que gustaba escuchar. Notabas por su tono y su fuerza, que se había labrado su sitio con esfuerzo y con mucha determinación. Tenía sentido común, personalidad y muchas batallas. Eso se sabe, se huele, se palpa cuando hablas con alguien.
Son de esas personas que sabes que “tonterías” las justa, saben lo que quieren y cómo lo quieren.