Como dije ayer, hoy tocaba escribir sobre el super poder que habéis elegido.
“Que no se te acerquen gilipollas”
Mira, antes de nada, a ser posible, prefiero reírme de la vida, mejor que discutir.
No me gustan los enfrentamiento ni las discusiones, me siento mal. Así, que escojo salir de las situaciones con mi humor y reírme de la situación a ser posible.
Te daré dos maneras que yo hago. Igual a ti no te sirven, pero a mi no me fallan. Más que para que no se te acerquen, es más para que no se queden mucho tiempo contigo una vez que tú lo determines.
La primera forma de hacerlo es más fácil que la segunda, pero la segunda es infalible y te vas a reír mucho. De hecho la puse en práctica el otro día.
La primera.
Mira, los gilipollas tienen una cualidad y es que no tienen filtro y suelen ofender. Así, que si estas al lado de un gilipollas, te va a tocar que te diga algo que pueda incomodarte, incluso sentir que te atacan. Ellos siempre dicen “yo es que soy así”
Bien, pues cuando lo hagan, haz lo siguientes:
1.- Le sonríes.
2.- Le miras a los ojos y le dices:
Lo importante es que tú estés bien y seas feliz, si necesitas ayuda, aquí estoy.
3.- Vuelves a sonreír.
Te aseguro, que si le sueltas eso, la manera en la que te va a tratar cambiará para siempre. Ellos esperan otra reacción por tu parte, que te tensiones, pero con esta frase pones el foco en su actitud y su problema.
La segunda. Y para mi la más divertida y atrevida.
Consiste en utilizar la técnica del “bucle”. Te lo cuento con lo que me ocurrió el otro día que la puse en práctica.
Aparcaron en mi plaza de garaje, no ha sido la primera ni la última vez.
Aparcan, después te toca a ti, pitar o buscar a la persona. Una vez la encuentras, vienen cómo corriendo y con prisas y te dicen:
Uy perdón
Pensé que ahí no aparcaba nunca nadie
Eran sólo 5 minutos que tenía que descargar
Perdón
Eso es lo típico y lo que hicieron el otro día. Lo normal, es que cuando ocurre esto pues haya alguna discusión o tensión.
Bien, pues te diré algo. Yo mido 184 cm, peso más de 100 kg, así que un poco puedo imponer, porque nadie quiere problemas con alguien grande. Yo tampoco los quiero.
Pero te puedes topar con alguien más fuerte que tú y que sepa pegar hostias mejor que tú, por eso no hay nada cómo la técnica del “bucle”.
Porque pocas personas quieren problemas con alguien fuerte, pero nadie y digo nadie, quiere problemas con un loco.
¿Qué hay que hacer?
1.- Repetir una frase una y otra vez, en este caso “no se puede aparcar”
2.- Decirlo con la cabeza inclinada hacía un lado.
3.- Decirlo, mientras le miras a los ojos y después repites la frase mientras le miras a los pies. Y vas cambiando.
Te lo cuento:
Dices “no se puede aparcar” mientras le miras a los ojos con la cabeza inclinada y después le mires a los pies con la cabeza inclinada y repites “no se puede aparcar” y vuelves a mirarle a los ojos diciendo “no se puede aparcar”, así vas siguiendo varias veces (y te aguantas la risa).
Da igual lo que diga la otra persona, tu repites la frase que sea, con la cabeza inclinada y mirando a ojos y pies alternativamente. Con tranquilidad y sin pausa.
Esto desconcierta a la persona y cree que está hablando con un loco.
De hecho el otro día, desconcertó tanto a la otra persona, que le cambió la cara y te aseguro que nunca aparcará más en mi sitio, porque loco gana a gilipollas, siempre.
Recuerda:
Loco gana a gilipollas.
La vida te la puedes tomar de muchas maneras, te puedes enfadar, cabrear, poner a la altura de los gilipollas, aunque te aseguro que lo pasarás mal. Por eso, yo prefiero el humor, así quito presión, así “toreo” mejor.
PD: El domingo doy una nueva Carta, le he puesto “la noche más triste”. Es algo que me ocurrió hace años que me hizo daño, pero me dio una lección enorme para mi vida. Igual ríes, lloras, o ambas cosas. Piensas y reflexionas, pero te aseguro, que esa Carta es imposible que te deje indiferente.
Hoy puedo contarlo y te animo que tú también cuentes cosas.