No te quiero dar el día.
No te quiero amargar.
Pero quiero que sepas que te quedan muchas horas de trabajo antes de que te jubiles.
Te lo digo, porque es importante que esas horas, en la medida de lo posible, sean lo más satisfactorias posible.
También puedes elegir que la desidia te invada y pierdas parte de tu vida.
Esta opción, la de desperdiciar la vida, la eligen muchas personas y que cuando se toman dos cervezas te cuentan lo jodido que es su trabajo.
Lo malo que son sus compañeros.
Las ganas de que le toquen la lotería.
Las ganas de que llegue el viernes.
De que lleguen las vacaciones y se gasten los ahorros en una semana al año.
Al final la vida es cuestión de las opciones que tomes.
Puedes elegir que las horas tarden en pasar y estés deseando que llegue el viernes.
También, puedes elegir que el viernes sea un día más y en el que vas a empezar disfrutar de la vida el fin de semana de otra manera.
Yo, cómo quiero disfrutar lo que me queda de vida, que no sé si será un día o cuarenta años, pues tomo la opción de que mi día a día en el trabajo transcurra de la mejor manera posible.
Hay días buenos, otros jodidos, pero en la mayoría de días, procuro estar bien, procuro disfrutar.
Cuidado, que eso es lo que yo quiero, igual a ti te va la marcha y el victimismo, que tan de moda están.
En cualquier caso, para estar bien en mi día a día en el trabajo, hago dos cosas.
Y, cuando por el motivo que sea, el día es jodido, me las recuerdo y me pongo en marcha.
Son dos máximas que tengo, que sigo hace años y con las que me ha ido bien.
Y, con las que les ha ido bien a distintas personas con las que he trabajado.
Bien, el domingo te cuento que actitud tengo en mi día a día.
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Un abrazo y buen día
Luis
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