El otro día vi un vídeo sobre un atraco en un bar.
Para que te hagas una idea de la situación, el vídeo era el de la cámara de seguridad del bar.
Entran un tío, con pasamontañas.
Y con pistola.
Gritando.
Apuntando con la pistola.
El camarero, creo que el dueño, agachado tras la barra.
Los clientes tapándose cómo podían detrás de las sillas y mesas, cómo si un disparo no les pudiera hacer nada.
Cómo cuando mi madre en el coche se monta de copiloto y se pone el bolso sobre su abdomen por si hubiera un accidente y el bolso le pudiera salvar la vida. Pues igual.
De hecho, yo creo que quien inventó el airbag se inspiro en los bolsos de las madres cuando se montan en los coches.
A lo que iba, el ladrón apuntando y pidiendo al dueño que le diera el dinero de la caja registradora.
Y, ahí estaba el tío. Un tío con los huevos gordos y su hamburguesa.
Mirando la TV el fútbol americano, comiendo su hamburguesa y con su cerveza.
Cogió su móvil y se lo guardo, no le diera al ladrón por cogerlo.
Y siguió con lo suyo.
El ladrón, le miro y lo dejó con lo suyo.
Todos nerviosos, con miedos, agachados y él comiendo su hamburguesa.
¿Sabes por qué?
Porque entendió la situación, entendió su papel.
Entendió el papel del ladrón, y lo que quería.
Y, entendió el papel de cada cliente, que era el de estar asustados.
Eso, le permitió mantener la calma por qué sabía cuál era la situación y su papel.
Y, te digo esto, porque cuando sabes cuál es tu rol en esta sociedad y cómo actúan cada uno de los actores, puedes mantener la calma. Porque entiendes la jugada.
Al igual que este señor se comió su hamburguesa porque entendió la partida, cómo la entendí yo un día que decidí hacer huelga.
Y, sobre eso irá la lección del domingo.
Sobre la historia en la que aprendí que sólo era un borrego y un tonto útil y cómo a partir de ese momento, intento entender la partida y adaptarme a ella.
Mira, cuando dejas de enfadarte por cosas que no controlas, ganas muchas cosas, la primera, tranquilidad.
La segunda cosa que ganas, es que dejas de enfadarte, de indignarte y de ofuscarte.
La tercera cosa, es que eres un poquito más feliz.
Bien, el domingo la historia y la lección.
Te apuntas aquí:
Un abrazo,
Luis
PD: También tienes la opción de seguir enfadándote cada vez que vez a un político, los comentarios en redes sociales y perdiendo energía, con la vida de mierda de otras personas. Tú decides.