¿Has tenido días que mejor no haberte levantado?
¿Y que hiciste?
¿Continuaste erre que erre?
Mira, recuerdo un día, cuando me levanté me duché y me puse a vestirme. Soy un tío limpio.
Mis duchas son rápidas, porque para el pelo no utilizo ni champú, ni acondicionador, ni anticaspa. Y me puedo secar con un trapo de cocina.
No te voy a contar cómo salí de la ducha y cómo me quité el pijama porque es demasiado sexy.
A lo que voy, que me puse a vestirme, cojo unos calcetines y cuando me pongo el primero, noto un pinchazo en el dedo gordo.
Y otro pinchazo, y después otro.
Pensé, que seguramente sería alguna agujita de acupuntura de las que manejo. Así, que metí la mano y zas, zas, zas, varios pinchazos de nuevo en la mano.
Era un abejorro negro. Grande y gordo, como Pavarotti pero en abejorro.
El dedo gordo del pie y dos dedos de la mano se me quedaron insensibles como Pedro Sánchez ante la mentira.
El día continuó y sobre las 9:10 de la mañana, me llaman para cancelar un curso que tenía que dar.
Después, un acuerdo que tenía cerrado, o eso creía, se me cae también.
Por un error, en la plataforma desde la que mando los emails se bloquea y pierdo varios emails que tenía programados.
Serían las 12 de la mañana y cómo el ser humano no aprende o por lo menos yo, encargo unas tarjetas de presentación. 500 para ser más exacto.
El día parecía que ya iba bien, pero no, porque no aprendemos.
El día, ese mal día, terminó dos días después, ya que me llegaron las tarjetas y me había equivocado en el texto.
Puto gilipollas.
Si el día era malo, y no era mi día, mejor haberme dado una vuelta y no ponerme a inventar.
Te cuento esto, porque hay días que sale todo y días que no sale nada y lo que tenemos que hacer es intentar fluir para no cargarnos de una ansiedad que no queremos.
Esto, también pasa con nuestra energía, que a veces tenemos energía para hacer cosas y a veces no.
Tenemos épocas que somos muy productivos y otras épocas en la que la Infanta Elena es más productiva que nosotros.
Para quien no sepa quien es la infanta Elena, cuando se casó en Sevilla, le gritaban “guapa”.
Cuanta maldad hay en el mundo.
Bien. Vamos a centrarnos que nos despistamos.
El ser humano no vive aislado de la naturaleza, es más, está condicionado por ella y eso nos lleva a que nuestra energía cambie y se transforme y que según nos encontremos sea mejor o peor acometer ciertas tareas.
Hay días que será mejor parar.
Y otros actuar.
Días para ordenar.
Y días para planificar.
Días para pensar y días para hacer cosas.
Pues mañana, si conocerte te interesa, mando la Carta nº4 de Cartas para Martina, donde explico desde la visión del taoísmo (te recuerdo que son las personas que han alcanzado la máxima longevidad) cómo funciona tu cuerpo.
Cómo eres por la mañana, por la tarde.
En primavera, en invierno.
En tu adolescencia, en tu madurez.
y eso te va a permitir fluir tal y cómo eres y no ir contracorriente.
Eso te hará saber cuándo tienes que hacer cosas para ser más productivo y cuando descansar.
Cuanto más te separes de tu naturaleza, más infeliz serás.
Más información si quieres tener acceso a las Cartas aquí:
Un abrazo,
Luis